lunes, 28 de abril de 2008

Un nuevo síndrome...ahora en los vestidores


Desde que le salió la pelusilla, pelusa, sombrita, lanita (o como queráis llamar a esos lisos y suaves vellos primerizos que salen sobre nuestro labio superior en nuestra época de adolescente), Juan Andrés ya nunca fue el mismo de antes. He escuchado de fuentes fidedignas que el mal padecido por nuestro querido Juan es denominado "Síndrome del vestuario". Joder, menudo nombre! El tema va por eso de comparar tamaños.

Y es que además de sorprenderme la categoría a la que pertenece este padecimiento también me sorprende el número de tíos que sufren este mal, que según los psicólogos -esto no es un reportaje asi que paso de entrevistar a ninguno- es simplemente algo mental.

El caso es que un gran número de colegas, Juan Andrés incluído, se rehusan a cambiarse de ropa delante de otros hombres, o ir a playas nudistas, o quizá ducharse en el gimnasio o en los saunas, o peor, no poder disfrazarse de cualquier superhéroe de estos que van con ropas adheridas al cuerpo, por el tamaño de su pene. A no se que se ayude con algún elemento abultador, que al final no serviría de nada.

Juan Andrés es un tío guapo, alto, y ya tiene 26 años. No va de fisicoculturista, ni tampoco de chulin chulin lleno de oro ni de plata. Más bien es normal, pero las chicas y chicos lo miran cuando entra en cualquier lugar e inclusive puede ligar varias veces en una sola noche. Ya sea por su mirada sexy, por su sonrisa grande y blanca o por su personalidad arrolladora.

Pero...

Los desgraciados medios de comunicación, todos, incluyendo las conversaciones entre las chicas en los programas de sexo, los mismos colegas alardeando de sus centimetros o hasta su sobrinito Luis que un día le dijo, Tío tu pipí es igualito al mio. PUFF!! no veas.

El caso es que Juan Andrés está un poco triste, al menos de la cintura para abajo. Sus 12 centímetros -tomándo en cuenta que la media está entre 13 y 15, en erección, para él no es nada agradable. Y menos cuando entra a internet y queda pasmado ante fotos o vídeos de tios con paquetes, a veces extremos. Ni contar la experencia que vivió cuando vió la primera peli de Nacho Vidal bamboleando sus 25 centímetros. Ese día marcó su vida.

Ya casi no duerme por las noches, no quiere ir al fútbol su deporte favorito, pasa de ir a nadar y le aterra que se acerque el verano. Le hemos dicho que tranquilo, que eso no es importante, que la idea es usarlo bien, bla bla bla, y al final después de un montón de cubatas casi grita en el bar: "Es cierto tio, el tamaño no importa" Menos mal que la música subió y no se echó a la puta calle con semejante confesión.

Respiramos hondo y lo abrazamos. En ese momento se me vinieron a la mente 2 nombres, Andropenis y Jes Extender: dos aparatos alarga-rabos que según son la hostia y se están vendiendo mogollón en España. Al parecer estos extensores prometen, otros dicen que no. Lo que sí es cierto es que los tíos con este síndrome deben pagar un doble precio. Uno, el pastón (oscilan entre 99 y 590 euros, éstos últimos tienen aplicaciones en oro) y el otro el dolor que debe causar tener la polla estirada por varias horas ya que es lo que implica el tratamiento.

Se lo comenté a solas hace ya unos días. Espero respuestas.

viernes, 25 de abril de 2008

¿Habéis visto por ahí a un cura volando en globos de colores?


Es que el tema me parece tan interesante que hasta una buena peli saldría con este argumento. Desde que vi un video de un sacerdote que se apellida Carli y que fue colocado en el sitio G1 de internet de la televisora Globo TV, ahí estaba el tío, un sonriente cura de 41 años colocándose un traje de vuelo, siendo atado con correas a un asiento que a su vez estaba atado a una enorme columna de globos verdes, rojos, blancos y amarillos. Mil globos en total.

En el video aparece elevándose entre ovaciones de una multitud.Según Gallas, el sacerdote se elevó a una altitud de 6,000 metros (20,000 pies) y luego descendió a cerca de 2,500 metros (8,200 pies) para su viaje planeado a la ciudad de Dourados, ubicada 750 kilómetros (465 millas) al noroeste de su parroquia.Pero los vientos lo empujaron hacia otra dirección y Carli estaba aproximadamente 50 kilómetros (30 millas) fuera de la costa cuando hizo contacto por última vez con la autoridad portuaria de Paranagua.

Lo que me asombra es que Carli llevaba consigo un dispositivo de posición global (GPS), un teléfono satelital, una silla flotante y es un experimentado paracaidista.

Los comentarios:
"Estamos absolutamente confiados de que será encontrado con vida y en buen estado, flotando en algún lugar del océano", apuntó la tesorera parroquial.
"El sabía lo que estaba haciendo y estaba totalmente preparado para cualquier tipo de contratiempo"

Me intriga el paradero del sacerdote y también me intriga el proyecto benéfico por el cual arriesgó su vida. Admiración es lo que siento por este tipo, pero el misterio me agobia al sabernos envueltos entre tanta tecnología y no poder ubicar al señor Carli.

Si regresara tendríamos una fascinante historia y otro record mundial. Si no, a los guionistas les tocará una ardua tarea: buscar un buen final para esta historia.

Que fascinante es volar. Yo también quiero!

jueves, 24 de abril de 2008

¿Preguntas? No, gracias!

He decidio no contestar a algunas preguntas que me han hecho. Sobre todo en el messenger, de hecho hace un tiempo que no aparezco por ahí ya que -para molestia de otros- permanezco completamente absorto ante la gente que me hace interrogantes que no me interesan o simplemente me parecen tontas. Y aunque me envíen

(((((((((((((((( zumbidos))))))))))))))))))))


o besitos de esos que cubren toda la pantalla por una boca roja, inmensa. Me repitan las preguntas, o ALCEN LA VOZ escribiendo en mayúsculas, yo permanezco callado por dos razones:

1. les hago pensar que me volvi ciego gilipollas
2. estoy en la ducha, cocinando o me fui y deje el bicho ese conectado.

A veces atribuyo esta nueva fase de mi vida a mi dependencia al Ipod, ese otro bicho que no me deja vida, inclusive ésta practica me ha traído serias consecuencias. A veces siento que como si estuviese dentro de un video de los Rollings Stones. 

Esa noche me llevé por delante a un señor como de 50 años. Venía yo en la Gran Vía escuchando un temazo de los Cypress Hill, y mientras cantaban "caminando por la calle siempre es peligroso oso oso" choqué con el señor y lo zampé directo a la acera. Gimiendo como un niño mientras se tocaba la nariz me decía cualquier cosa en un alemán muy duro. Acto seguido, se levantó como pudo y me dió dos hostias en la cabeza mientras su mujer me decía: ¿NO VEZ ES UN HOMBRE MAYOR? Mi respuesta fué una mirada como diciendo: NO LO VI. Me vine a casa con mi rodilla adolorida, si, la misma que me destrocé patinando. No dije nada.

Confieso que me dan pánico aquellos seres que preguntan demasiado, a no ser que las preguntas estén justificadas -como en una entrevista periodística- en el fondo pudieran ser los causantes de algunas grandes tragedias. Fijense en la persona que le preguntó al sacerdote brasilero, Adelir de Carli, ¿qué piensas hacer para recaudar los fondos para la pastoral de transporte? -un proyecto ideado por él mismo, para ayudar a los camioneros que llegan al puerto de Paranagua. El párroco se guindó mil globos de helio, subió por los aires con un GPS al que no sabía cómo manejarlo. Siguen cayendo del cielo trozos de globos, y de él? Nada.

La verdadera razón de mi nueva actitud ante las preguntas me la reservo. Sólo diré que me está gustando el silencio porque me llena de una extraña sensación de ausencia. En este momento me place estar desterrado de la multitud, sembrando en el torpe corazón de mis inquisidores un misterio que quizá los acompañe por mucho tiempo.

Sabemos que los que viven en el mundo del misterio son despiadadamente maltratados por el resto de la gente. Pero aún así, el silencio me hace un favor. Prefiero callar como los árboles que jamás dan una respuesta a la pregunta infinita de la tierra.

jueves, 10 de abril de 2008

Deje su mensaje después del tono (tuuuuuuuu)


Siempre soñé con tener un contestador automático, siempre. Desde niño. Pero en casa había uno y sólo lo manejaban mis padres. Cuando era adolescente -que no hace mucho tiempo de eso- tenía una fijación con las series de televisión y las películas americanas. El personaje llegaba a casa, tiraba el saco, las llaves, o lo que fuera y le daba play al contestador mientras se lanzaba en el sofá o en su cama.

Generalmente los mensajes enviados decían algo así: “Hola Richard es Julia, sólo te llamaba para decirte que lo de ayer estuvo espectacular, me encantó compartir contigo, ah!, y lo de las velas te quedó genial. Espero verte pronto y repetir ese maravilloso momento, un beso”

Ya cuando por fin me independizo y vivo "solo", lo primero que hice fue salir corriendo a solicitar una línea telefónica y a comprar mi contestador automático. Era marca Panasonic, negro, y con un diseño minimalista -la misma mierda pero más caro-.

Luego de instalar la vaina* y emocionado con mi nueva adquisición, se me olvidó un detallito: grabar mi mensaje de voz para cuando no estuviese en en casa. Ese día me fui a trabajar y honestamente no esperaba ningún mensaje al final del día.

Llegué en la noche, tiré las llaves y rodaron hasta abajo en la cama, me agaché a buscarlas y me di tremendo golpe en la cabeza con la punta de la mesita de noche. Entre estrellitas dando vueltas logré sacarlas envueltas en una bola de telarañas y polvo. Medio aturdido y con un chichón* en la frente logré ver en la pantalla del contestador 03 MESSAGES. Sonreí sorprendido, me senté en el borde de la cama y me dispuse a escucharlos:

tuuuuuuu. You got 3 messages

Mensaje uno "Mamá, es Cristina, que si puedo cenar hoy allá en la casa, sólo te llamo para eso, para saber si puedo cenar contigo esta noche, es que a Roberto se le olvidó hacer la compra y no tenemos nada, avísame, por favor, no dejes de avisarme estaré toda la tarde aquí, de todas formas llevaremos pan y coca-cola". Evidentemente, no soy la madre de Cristina, así que la pobre se quedaría sin cenar. Algunas voces anónimas son como microorganismos que te infectan el día, y no hay antibióticos que las paren.

Mensaje dos: "Pedro, ¿Pedro estás ahí?, a ver si paras en tu casa o enciendes el puto móvil. No se pa que lo compraste. Mira que lo de Papá por fin es maligno y para rematar la tía Marisol se rompió el brazo cuando se desmayó después que se enteró de la noticia. A mamá no le hemos dicho nada todavía porque con las crisis respiratorias que tiene, la arritmia cardíaca y lo de la artritis seguro le da un soponcio*. Ah, Y que te manda a decir Jaime (el profe de matemáticas de la hija de Pedro) que la chica no pasó el examen final". Evidentemente, tampoco soy Pedro, no conozco al padre, ni a la madre y menos a Marisol, y me la suda que Paolita repita el semestre, pero igual, esa acumulación de desgracias ajenas pegan un poco.

¿Qué quieren que les diga?. Cuando te asignan un número de quién sabe qué familia que dejan mensajes de estos calibres, imagínense. Ya el aparato comenzaba a parecerme un cultivo de microorganismos perjudiciales para la salud emocional, así que desinfecté la cinta borrándole todos los mensajes, y cuando pensaba que todo había terminado, escuché:

Mensaje nuevo"Miguel, Miguel, soy yo Olga, atiende el teléfono coñoetumadre*. Yo se que estás ahí con la perra esa maldito desgraciado. Es la última vez que te llamo. No soporto más esta vaina. ¿Tú crees que yo soy de hierro? ¿Ah, aaaaaaaaaaaaaaaah? ¿Tú crees que yo soy idota. Nojoda pero se acabó esta mierda… Tengo una caja de pastillas para dormir, un veneno de ratas y una botella de aguardiente pecayero* ese que me compraste cuando fuimos a la sierra de Coro. Me voy a suicidar y que te quede mi muerte en la conciencia desgraciado".

Tampoco soy Miguel, pero estuve tres días con mala vibra buscando un suicida con ese nombre en la sección de sucesos de todos los diarios, así no se puede vivir coño. De manera que al no poder dormir bien esa noche, decidí defenderme al día siguiente.

Marqué al azar unos números hasta dar con un contestador en el que grabé el siguiente mensaje:

"Marta, Marta, estás ahí, es urgente, que vengas rápido que Carlitos se cayó por el hueco de la escalera del edificio y mientras bajé los 5 pisos para ver si estaba vivo, dejé a Ricardito solo y se tragó una hojilla de afeitar, pero no me puedo mover de aquí porque no tengo con quién dejar al bebé que tiene el patito de hule atascao en la garganta. Bebé, bebé, despierta mijo". tuuu tuuu tuuuu.

Desahogo? Manifiesto? da igual, fue como despojarme de tanta preocupación y compartir la que me quedaba con otra víctima.

Glosario de términos:

*Vaina: adjetivo utilizado para describir cualquier cosa.

*Chichón: Especie de bulto que queda luego de darse un golpe durisimo en la cabeza.

*Soponcio: Desmayo, palidez súbita, o un telele (que es lo mismo pero con los ojos blancos)

*Coñoetumadre: Es una mezcla de términos que incluyen gilipollas, hijo de puta y otros sinónimos tan despectivos que logran un efecto liberador por parte del emisor.

*Aguardiente pecayero: Bebida espirituosa (que nunca entendí el por qué de la espiritualidad) que con dos chupitos se te calientan las orejas y es más fuerte que el tequila. Ah, se bebe sin limón ni sal.

Los viejos dicen: “El que avisa no es traidor”.

viernes, 4 de abril de 2008

"No se con qué tipo de gente te relacionas tu" (Parte I)


Antes de expresar cosas acerca de este título, y que aún sigo sin tenerlas claras, les diré algo: Mi mano nunca se confunde sobre lo que siente por mi. En ese momento me siento tan omnipotente que puedo darme ese placer. Cuando eyaculo echo mi cabeza hacia atrás bien fuerte y a veces me muerdo el dedo índice izquierdo. Dos segundos después me siento contento y con una sensación de ese delicioso mareo que producen los primeros grados de alcohol en el cuerpo. El orgasmo es una trampa, pero la masturbación es fantástica.

Si aún estás dispuesto (a) continuar leyendo esta guarrada te felicito porque la curiosidad es tan poderosa y tan impredecible que a veces te engaña al final. Incluso me masturbo después de tener sexo. Es como un borrador.

Voy a un café reconocido de este barrio. No es una cueva de adictos, no hay muchas mujeres, pero toda esa clase de gente encaja.

Y me pregunto qué hago en este sitio? me siento a mirar y a pensar aunque suene increíble. Estos lugares son buenos para pensar. Generalmente ocupo la silla de al lado para que nadie crea que estoy disponible, pero da igual, siempre se acerca algún personaje con ganas de "algo".

Lo que más me gusta de estos lugares es ver el baile del romance y de escoger. Uno de los rituales más elaborados que he visto, mejores que los que transmite National Geographic. ¿Por qué los chicos se pasean libremente? Creo que gastamos un montón de energía en el tema de la

seducción

socialización

moda

meses en el gimnasio

batidos y suplementos energéticos

¡¡¡¡¡¡¡¡¡FINALMENTE TENEMOS SEXO!!!!!!!!!

Y nunca más vuelves a oir algo del tipo. Nos esfumamos? Se esfuman?

Será la ciclotimia y es que no tenemos los huevos de enviar un SMS pa decir que estuvo bien o que fue una mierda?

Será que somos unas máquinas de sexo con desconocidos y así andamos metiendola, sacándola o dejándola entrar y salir. Luego abandonamos el proyecto por temor a que nos abandonen primero?

Y al día siguiente volvemos a invertir más energía y dinero en arreglarnos, entrenar, estar perfectos para la próxima aventura.

Si dejáramos de gastar tanto tiempo conquistando, tendríamos Da Vincis en todas partes.

Y una voz sabia me dijo días atrás: Qué esperabas, alguien con buen corazón? perdoname coleguilla pero somos egoístas hasta la médula.

Honestamente lo sabía pero todavía tengo un arsenal de cartuchos de beneficios de la duda guardados por si alguna de esas máscaras se cae y logro ver el verdadero rostro de una mirada que transmita eso de mantener una continuidad cuando las pieles, los alientos y el intelecto logran una conexión.

Nota de autor: La imagen superior es una buena excusa para mirar desde adentro eso de ligar, tener sexo no seguro, buscar el amor, las drogas, el sida, el compromiso, la amistad. Simples alternativas que cada quien desee escoger, pero contadas con ese lenguaje claro que caracteriza a William J. Mann

.... continuará