jueves, 25 de diciembre de 2008

Bang Bang en Navidad, equilibrio y destrucción.

"Remember when we used to play, Bang Bang" dice Nancy Sinatra. En California un hombre divorciado, vestido de Papa Noel asesina a su familia y su hija de 8 años sobrevive. ¿Qué se siente crecer sabiendo que Papa Noel te pegó un tiro en la cabeza? Luego huyó de la casa y se suicidó. Me pongo unos calcetines con sus respectivos huecos. El izquierdo muestra el dedo gordo y el derecho el índice. ¿Los pies también tienen índices? No me apetece averiguarlo.

En cambio si me apetece tocarme el pelo. Acariciarme los rulos y entrelazar mis dedos en ellos. Entonces imaginé un paisaje con arbustos secos y los bancos de tablas rajadas en un parque frío y solitario. Me trasladé allí y me senté a reflexionar algo muy complejo:

La vida es tri, cuádruple, quintupledimensional. Nuestra inteligencia, tu inteligencia, la inteligencia del más inteligente, todas las inteligencias son sólo bidimensionales. Puedes saber lo que ocurre a tu derecha y a tu izquierda, pero no lo que ocurre arriba y abajo. Cada uno de nosotros sólo podemos comprender nuestro plano particular, el plano de la realidad de cada uno, el plano de vida que nos apetece vivir.

También el estómago comprende su plano, otro plano, hasta habla, a su manera, pero habla, lo que nunca ha pretendido el pobre estómago es comprender la vida total, la vida de los pies, de las manos, de los ojos; el cerebro sí, el cerebro ha intentado entenderlo todo, abarcarlo todo, y como no puede entenderlo se vale de un truco: inventa una vida, inventa una realidad, su realidad, que no es una realidad, y lo curioso es que los hombres, tú, esos jóvenes, ese viejo, todos queremos imponer nuestras realidades a la realidad, y lo cambiamos todo, lo confundimos todo, es lo que yo llamaría la intolerancia de la inteligencia, de los ideales. Suena friki? Pues lo es.

¿Nos cambia la realidad por una ilusión? O la cambiamos porque nos apetece? Y lo peor es que no podemos detenernos, ¿sabes una cosa?, el mundo está dando la vuelta, inclusive hoy que es festivo, no para. Los problemas, las buenas noticias, todo está dando la vuelta. Antes éramos pocos ahora ya casi no cabemos en el vagón del metro, antes necesitábamos la técnica, ahora nos sobra, antes la naturaleza era nuestra enemiga, ahora se ha vuelto nuestra amiga, eso es, la necesitamos, tenemos que regresar a ella, porque somos ella, estamos rompiendo el equilibrio.

Y ahí radica todo, en el equilibrio, saber hasta dónde hay que regresar para salvar lo que se pueda. Saber lo que hay que destruir de lo artificial, porque si nos dejan, lo destruimos todo, yo lo destruiría todo, hasta mí mismo. Volvería a ser una planta, una piedra, pero tampoco es la solución.

Es navidad y Nancy Sinatra dice "My baby shot me down". En las noticias gente adopta mascotas sin hogar y otros mueren asfixiados con gas mientras duermen. Unos celebran hinchándose con comida y alcohol mientras otros no tienen agua o tienen apagones en sus barrios. Hermosa realidad, tan bella como ruda. Tan real, tan ta taaaaaan ta taaaaan!

martes, 9 de diciembre de 2008

El eterno retorno

-"Estoy enfadado conmigo mismo"-, me dijo Bernardo. Sacó de su mochila una foto de él y su mujer en una playa del caribe, luego otra con él y su mirada perdida en esas cenas navideñas familiares y al final una de su mujer acompañada por otro hombre saliendo del cine de la Plaza de los Cubos en Madrid.

Y se le ocurrió que en realidad es bastante natural no saber qué es lo que se quiere, así que recurrimos a gran Milan Kundera: "El hombre nunca puede saber qué debe querer, porque vive sólo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni de enmendarla en sus vidas posteriores". Y de ahí nos colgamos para darle sentido a esa realidad mientras nos preguntábamos ¿dónde están los recuerdos del espíritu reencarnado?

Mientras encendía un cigarrillo me confesó que estaba seguro de que no existe posibilidad alguna de comprobar cuál de las decisiones es la mejor, porque no existe comparación alguna. El hombre lo vive todo a la primera y sin preparación. Como si un actor representase su obra sin ningún tipo de ensayo. Pero qué valor puede tener la vida si el primer ensayo para vivir es ya la vida misma? Por eso la vida parece un boceto. Pero ni un boceto es la palabra precisa, porque un boceto es siempre un borrador de algo, la preparación para un cuadro, mientras que el boceto que es nuestra vida es un boceto para nada, un borrador sin cuadro.

Entonces el camamero le pidió que apagara el cigarrillo porque estábamos en "No Fumadores" y escupió con una estela de humo: "Lo que solo ocurre una vez es como si no ocurriera nunca. Si el hombre sólo puede vivir una vida es como si no viviera en absoluto. Entre el bien y el mal está Nietzsche. Y entre la verdad y la mentira ¿quién está?

Bernardo es solitario y sin embargo hizo lo que pudo. Cogió una maleta, metió sus libros y sus discos, regó las plantas y dejó una nota en la puerta de la nevera: "Luisa Te amo pero debo decirte algo: Que te den!".

Y no lo culpo.

Bernardo quizá se sienta un poco jodido porque quiere aprender cosas después de grande y mientras aprende se da de hostias hasta sangrar, y se culpa tanto que enferma. Bernardo no se ríe de la gente, sólo intenta hacerlo mejor y en el intento, el duelo por no lograrlo lo consume, aparenta ser fuerte y por nada se desvanece.

Duelo huracanado que arrastra con todo. No se ríe de la gente, se autoflagela porque no es malvado. Es un desgraciado con ropa pero en verano se broncea sin camiseta en La Plaza. Dice que saldrá adelante con su verdad a cuestas y aunque la palabra tiene 6 letras, juntas son tan pesadas que sus rodillas se flexionan y llegan al piso hiriéndolas.

Si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, estamos clavados a la eternidad como Jesucristo a la cruz. La imagen es terrible. En el mundo del eterno retorno descansa sobre cada gesto el peso de una insoportable responsabilidad. Ese es el motivo por el cual Nietzsche llamó a la idea del eterno retorno la carga más pesada.

Y razón tiene Milan Kundera al soltar estas tres perlas:

1. "Pero si el eterno retorno es la carga más pesada, entonces nuestras vidas pueden aparecer, sobre ese telón de fondo, en toda su maravillosa levedad."

2. "¿Pero es de verdad terrible el peso y maravillosa la levedad?"

3. "La carga más pesada nos destroza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra.

Y es que la naturaleza es tan fuerte que hasta en la poesía amatoria de todas las épocas una de las dos personas que conforman eso que llaman "pareja", desea cargar con el peso del cuerpo de la otra. Sublime. La carga más pesada es por lo tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de la vida.

Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será. Por el contrario, la ausencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, vuele hacia lo alto, se distancie de la tierra, de su ser terreno, que sea real sólo a medias y sus movimientos sean tan libres como insignificantes.

Y entonces abrió los ojos, hizo un click y montañas de mierda cayeron sobre él. Sigue ahí sentado sin saber qué pasará... y yo debo irme.