jueves, 10 de abril de 2008

Deje su mensaje después del tono (tuuuuuuuu)


Siempre soñé con tener un contestador automático, siempre. Desde niño. Pero en casa había uno y sólo lo manejaban mis padres. Cuando era adolescente -que no hace mucho tiempo de eso- tenía una fijación con las series de televisión y las películas americanas. El personaje llegaba a casa, tiraba el saco, las llaves, o lo que fuera y le daba play al contestador mientras se lanzaba en el sofá o en su cama.

Generalmente los mensajes enviados decían algo así: “Hola Richard es Julia, sólo te llamaba para decirte que lo de ayer estuvo espectacular, me encantó compartir contigo, ah!, y lo de las velas te quedó genial. Espero verte pronto y repetir ese maravilloso momento, un beso”

Ya cuando por fin me independizo y vivo "solo", lo primero que hice fue salir corriendo a solicitar una línea telefónica y a comprar mi contestador automático. Era marca Panasonic, negro, y con un diseño minimalista -la misma mierda pero más caro-.

Luego de instalar la vaina* y emocionado con mi nueva adquisición, se me olvidó un detallito: grabar mi mensaje de voz para cuando no estuviese en en casa. Ese día me fui a trabajar y honestamente no esperaba ningún mensaje al final del día.

Llegué en la noche, tiré las llaves y rodaron hasta abajo en la cama, me agaché a buscarlas y me di tremendo golpe en la cabeza con la punta de la mesita de noche. Entre estrellitas dando vueltas logré sacarlas envueltas en una bola de telarañas y polvo. Medio aturdido y con un chichón* en la frente logré ver en la pantalla del contestador 03 MESSAGES. Sonreí sorprendido, me senté en el borde de la cama y me dispuse a escucharlos:

tuuuuuuu. You got 3 messages

Mensaje uno "Mamá, es Cristina, que si puedo cenar hoy allá en la casa, sólo te llamo para eso, para saber si puedo cenar contigo esta noche, es que a Roberto se le olvidó hacer la compra y no tenemos nada, avísame, por favor, no dejes de avisarme estaré toda la tarde aquí, de todas formas llevaremos pan y coca-cola". Evidentemente, no soy la madre de Cristina, así que la pobre se quedaría sin cenar. Algunas voces anónimas son como microorganismos que te infectan el día, y no hay antibióticos que las paren.

Mensaje dos: "Pedro, ¿Pedro estás ahí?, a ver si paras en tu casa o enciendes el puto móvil. No se pa que lo compraste. Mira que lo de Papá por fin es maligno y para rematar la tía Marisol se rompió el brazo cuando se desmayó después que se enteró de la noticia. A mamá no le hemos dicho nada todavía porque con las crisis respiratorias que tiene, la arritmia cardíaca y lo de la artritis seguro le da un soponcio*. Ah, Y que te manda a decir Jaime (el profe de matemáticas de la hija de Pedro) que la chica no pasó el examen final". Evidentemente, tampoco soy Pedro, no conozco al padre, ni a la madre y menos a Marisol, y me la suda que Paolita repita el semestre, pero igual, esa acumulación de desgracias ajenas pegan un poco.

¿Qué quieren que les diga?. Cuando te asignan un número de quién sabe qué familia que dejan mensajes de estos calibres, imagínense. Ya el aparato comenzaba a parecerme un cultivo de microorganismos perjudiciales para la salud emocional, así que desinfecté la cinta borrándole todos los mensajes, y cuando pensaba que todo había terminado, escuché:

Mensaje nuevo"Miguel, Miguel, soy yo Olga, atiende el teléfono coñoetumadre*. Yo se que estás ahí con la perra esa maldito desgraciado. Es la última vez que te llamo. No soporto más esta vaina. ¿Tú crees que yo soy de hierro? ¿Ah, aaaaaaaaaaaaaaaah? ¿Tú crees que yo soy idota. Nojoda pero se acabó esta mierda… Tengo una caja de pastillas para dormir, un veneno de ratas y una botella de aguardiente pecayero* ese que me compraste cuando fuimos a la sierra de Coro. Me voy a suicidar y que te quede mi muerte en la conciencia desgraciado".

Tampoco soy Miguel, pero estuve tres días con mala vibra buscando un suicida con ese nombre en la sección de sucesos de todos los diarios, así no se puede vivir coño. De manera que al no poder dormir bien esa noche, decidí defenderme al día siguiente.

Marqué al azar unos números hasta dar con un contestador en el que grabé el siguiente mensaje:

"Marta, Marta, estás ahí, es urgente, que vengas rápido que Carlitos se cayó por el hueco de la escalera del edificio y mientras bajé los 5 pisos para ver si estaba vivo, dejé a Ricardito solo y se tragó una hojilla de afeitar, pero no me puedo mover de aquí porque no tengo con quién dejar al bebé que tiene el patito de hule atascao en la garganta. Bebé, bebé, despierta mijo". tuuu tuuu tuuuu.

Desahogo? Manifiesto? da igual, fue como despojarme de tanta preocupación y compartir la que me quedaba con otra víctima.

Glosario de términos:

*Vaina: adjetivo utilizado para describir cualquier cosa.

*Chichón: Especie de bulto que queda luego de darse un golpe durisimo en la cabeza.

*Soponcio: Desmayo, palidez súbita, o un telele (que es lo mismo pero con los ojos blancos)

*Coñoetumadre: Es una mezcla de términos que incluyen gilipollas, hijo de puta y otros sinónimos tan despectivos que logran un efecto liberador por parte del emisor.

*Aguardiente pecayero: Bebida espirituosa (que nunca entendí el por qué de la espiritualidad) que con dos chupitos se te calientan las orejas y es más fuerte que el tequila. Ah, se bebe sin limón ni sal.

Los viejos dicen: “El que avisa no es traidor”.

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