miércoles, 25 de julio de 2007

A la mierda los Adicto-Informáticos

Si usted es un padre consciente de la importancia de las nuevas tecnologías y ha decidido regalarle a su hijo una computadora, por favor, lea bien, por lo que más quiera no se le ocurra consultar a un cuñado, primo, o sobrino experto en el tema, y menos al vecino que es licenciado en Informática.

“NO PREGUNTE NADA, COJA LA TARJETA DE CRÉDITO Y COMPRE LA PRIMERA QUE VEA, LA MÁS BONITA, ESO, LA MÁS CHULA”

Le voy a sugerir algo más cruel querido amigo: Ni siquiera se deje aconsejar por el vendedor. El día que decida ir a comprarla, vístase como quien va a trotar o mejor, salga con una cava y diga que se va de pesca con los amigos.

Ese día tan importante y que le ha generado tanto stress al pobre Sr. Luis, hágame caso, no le diga a nadie, salga temprano de la casa, preferiblemente un domingo que todo el mundo está durmiendo.

Entre en la tienda con un gesto decidido, coja el que tenga las letras más grandes, el qué esté más atravesado en medio de la tienda, ese mismo, el que tiene esa manzanita blanca, o aquella que dice ++HP++.

“QUE ESE SISTEMA OPERATIVO ES UNA MIERDA, QUE SI TIENE WINDOWS VISTA O ES CIEGO DE NACIMIENTO, QUE SI LOS GB, LOS MEGAVERGASBITES, EL LCD, EL CRACK, EL ECTASY, NOOOO, EL SEÑOR LUIS NO SABE NADA DE ESO, ÉL LO QUE QUIERE ES COMPRARSE LA MALAYA COMPUTADORA PARA QUE LOS HIJOS LO DEJEN EN PAZ”

Pobre hombre. La noche anterior se le ocurrió preguntar en una reunión que hizo en su casa, lean bien la pregunta: “Qué computadora será buena? Es que le voy a comprar una a Carlitos”.

Ahí se le acabó la calma a ese señor, empezó Jose Luís que es Ingeniero en Informática a hablar del WiFi, papa, el Sr. Luis no sabe qué es eso. Vos le decís WiFi, y él se imagina un aparato inmenso que debe costar mucho dinero y que además ocuparía media sala. Nooooo, y después salío Oscar diciéndole que tuviera mucho cuidado porque el modelo XZ300 de la Strongember no era muy bueno porque la pantalla venía mala.

Muy preocupado por hacer un buen regalo anotaba garabatos en un papel para tener datos y hacer una buena compra. Mi cara era un poema y justo cuando yo lograba cambiar la conversación, saltaba Jose Luís con un tono de profesor universitario: “No te creas, pero esos monitores los hace en Singapur y son buenísmos, Sr. Luis mejor decídase por la primera que le dije”

Las cejas arrugadas mostraban una preocupación casi patológica. Él pensó que lo más sensato sería hablar con el hermano de su mujer que trabaja en una empresa reconocida en el ramo de la informática, pero ése fue el modo más seguro de que sus hijos se quedaran casi sin computadora y el pobre Sr. Luis vuelto un culo sin entender nada.

La gente aficionada a la informática son propensas a dar conferencias, talleres, y hasta cursos intensivos en fiestas, cenas, almuerzos y hasta velorios, de manera que en lugar de informarle a uno, lo duermen.

“Y LO PEOR ES QUE DESPUÉS DE HABER SOLTADO UN MONTÓN DE TÉRMINOS INCOMPRENSIBLES, SALEN CON ALGO MÁS INSÓLITO, TE RECOMIENDAN QUE ESPERES, QUE NO COMPRES TODAVÍA, PORQUE DENTRO DE SEIS MESES SE VAN A CAER LOS PRECIOS Y LA MISMA COMPUTADORA QUE AHORA TE CUESTA 3 MILLÓNES ESTARÁ A MILLÓN Y MEDIO DESPÚES. O TE ASEGURAN QUE DENTRO DE QUINCE DÍAS VA A SALIR UN MODELO NUEVO QUE ADEMÁS DE MODEM Y CD-ROM TRAE INCORPORADO UNA FREIDORA DE TEQUEÑOS”

Ya cuando el pobre Sr. Luis casi lloraba de la confusión y precupado por el futuro intelectual de sus hijos, los muy hijos de p… lo miran de arriba abajo y le preguntan que para qué quieres regalarle una computadora al niño.

-Para que juegue con ella y se vaya familiarizando para cuando le toque usarla en bachillerato - respondió el Sr. Luís acobardado y con el papelito arrugado.

-Pero por Dios Luis, parecés guebón -dice el cuñado-, eso es un disparate. Para los juegos es mejor que le compres un CDI. El futuro llegó con el CDI. Además, en ese aparato podréis ver también películas, porque los vídeos y las cintas de VHS ya no salen más, olvidate de eso.

Luego salta el otro con la boca llena de jamón serrano –que además compró el Sr. Luis- Si lo que quieres es malgastar la plata, allá tú, ese es tu peo-

Al final el cuñado “experto” le da una información tan completa que el pobre Sr. Luís no se compró nada porque cualquier cosa que hiciera sería un disparate.

Yo les recomiendo que compren una computadora que la caja esté en Chino para que no entiendan los consejos del vendedor. Y les aseguro que tendrán buenos resultados. Esos que se la dan de entendidos son unos locos de atar, no les paren bola.

viernes, 20 de julio de 2007

Volta y la Reina de las fusiones imposibles.

Ahí estaba Gabriel en la entrada del metro con su look robótico y el cabello, tal cual como si le hubiese metido el dedo a un enchufe de estos europeos de 220 voltios. Al mejor estilo del público de Björk. En cambio yo sólo había tomado la línea 6 circular hasta Pacífico y ya tenía las axilas destilando Rexona por culpa del verano madrileño que es igualito como estar en los médanos de Coro pero con un calor más seco, mucha gente bella y calles espectaculares.

El concierto estaba pautado para las 10 de la noche y el Gabo y yo, llenos de emoción nos apresurábamos por llegar a la estación Ventas, correspondencia con (voz de hombre)Linea 5 (voz de mujer). Salimos de aquel apretujón de gente olorosa a perfumes cítricos y una que otra zabilita que se dejaba colar pero que no pasa nada.

Cuando abrí los ojos después que una basurita rara me cegó el derecho, me encontré con la Plaza de Toros de Las Ventas, lugar donde se daría el acontecimiento musical por el cual había esperado tanto tiempo. El concierto de la reina del hielo.

Yo nunca entendí porque en Jamiroquai hicimos una cola casi de 5 horas para entrar al poliedro de Caracas, esta vaina fue rapidito, “Hola, bienvenidos, abrid el koala por favor, gracias, siguiente, hey amigo no podéis pasar con las tapas de las botellas de agua, venga, gracias” Exclamó muy suavemente el portero que tenía cara de llamarse Julian, mientras me recibía el par de tapas en medio de una nube de humo de tabaco.

Ya estábamos adentro en menos de 10 minutos, joder! Era impresionante ver a gente de distintas razas, colores, looks, incluyendo el de Gabriel, y diversas nacionalidades. Mientras caminaba buscando un buen lugar escuchaba a un par hablando francés, me imaginé que decían: “Verga y el sol no se va a meter ya son las 10 de la noche coño”. Me reí y continué buscando una especie de lomita para ubicarme, pero después me acordé que no estaba en un estadio de béisbol sino en una plaza de toros, así que me hice el guebón y me quedé tranquilito.

Los teloneros eran unos bailaores de flamenco, pelúos, con unos pantalones tubito y unas botas puyúas, esos coños taconearon aproximadamente por 2 horas, con eso probaron el sonido y lo dejaron todo listo para el próximo performance.

Gabriel en cambio estaba estático, su cabellera había perdido un poco de volumen pero sin embargo todavía se podía divisar el batido al estilo “Edward manos de tijera”. Bauticé el peinado como Electrolook, en cambio yo estaba preocupado por un buen lugar ya que estos europeos son altísimos y no me iban a dejar ver.

Hay unos de mi tamaño pero parece que fueron más inteligentes y compraron gradas, pero yo no iba a terminar como la fábula de la zorra y me fui metiendo poco a poco, entre ellos, muy sutilmente cuando veía un huequito, pao! Me metía. A veces me sentía perdido e impotente, era una rara sensación de ahogo y de arrechera pero seguí y seguí entre franelas que decían Olé, Real Word, Harry Potter es gay, España sí mola, y otras consignas ibéricas, para luego respirar normalmente.

Por fin estaba así de cerca, aún me faltaba un poco más pero ya veía el escenario listo para comenzar. Y de repente todo se puso oscuro. Luego salió ella, clase de personaje. Puso un pie ante el público y actualizó su título de reina de las fusiones improbables.

Saqué la cuenta. Fueron casi 75 minutos o más, en el que interpretó menos de veinte canciones, pero hizo que toda la plaza vibrara de emoción con temas como Hyperballad o el éxtasis final de Declare Independance, el comienzo y el fin de la culminación de su gira de tres conciertos por España para promocionar su último álbum, Volta.

Y volteao casi quedo yo cuando un par de llamaradas introdujeron un recital en el que la cantante de Human Behaviour volvió a armonizar conceptos tan opuestos como la estética medieval con la vanguardista o la estridencia con la musicalidad. Aquello era como una corte, como la entrada de un castillo, banderines triangulares estampados con sapos, culebras y otros animales en rojo y verde.

Ya Paulita estaba a mi lado, y Gabriel se me perdió, no quiso seguir avanzando para verla más de cerca, sin embargo, yo me sentía como atraído por ese genio escénico y su potencia vocal que definitivamente abrillantan las posibles carencias del repertorio y, así, arrancó con una pinta que aglomeraba sus innumerables influencias enroscadas en un turbante y una capa. Todo dorado que con el rojo de los focos nos ofrecía una imagen alucinante, todo para dar peso a la canción Earth intruders, primer single de su último trabajo.

Mientras pasaba el señor que vendía agua y refrescos un poco más allá de donde estábamos, lubriqué mi garganta seca con un caramelo de cacao y con la limpieza de sus tonos más agudos y la sugerencia de sus susurros más graves.

Era impresionante, como si estuvieras escuchando la canción en tu reproductor Mp3, pero en vivo. Ya las pantorrillas estaban relajadas porque la tenía cerca y el regalo fue los sonido cristalinos de la canción Hunter, de su álbum Homogenic, con la que lanzó, además, uno de sus primeros y más impactantes recursos expresivos al brotar de sus manos dos telas de araña, no me pregunten de dónde los sacó pero salieron de sus manos, aquel efecto alucinante seguido luego de un tímido «gra-cias», logró atrapar definitivamente al público madrileño de manera irreversible. Aquella verga se venía abajo de tantos gritos y silbidos y “guapa”, “bella”, “Ich Liebe Dich”, “Ti voglio molto”,“Vergasiooon de arrecho”, y otras expresiones en otros idiomas que no entendí realmente.

Ataviada entonces con un corto vestido de influencias animales, Björk dejó que sus tonos dorados reflejaran la arrebatadora explosión cromática provocada por un sofisticado juego de luces que energizó al público literalmente excitado y lleno de una extraña conexión.

Su mirada hacia la mejor etapa de su carrera siguió gracias a temas como Pagan Poetry , los toques de jazz introducidos en Aeroplane o el huracán electrónico de Army of me. Volvió puntualmente al presente con Innocence y cogió una espectacular carrerilla al enlazar su tema Bachelerotte con una interpretación de largo recorrido de Hyperballad, que llevó en pocos minutos de la emoción íntima inicial al éxtasis discotequero final, que prosiguió con Pluto.

En este momento aquello parecía una fiesta rave, la gente brincaba y los sonidos se aceleraron, el puqui-puqui mágico del tema Pluto, hizo temblar hasta a los toros que descansaban en los sótanos de la plaza. Por fin pasó el señor del agua y la pagué por un precio loco, 2 euros una botellita de agua, pero no tenía otra opción, con dos euros me compraba dos botellas, pero como la vida es justa, se le cayó otra botella así que la tomé.

Así, Björk compensó escasamente esa brevedad en los bises mediante la sorpresa de emparentar su tema Oceanía, donde destacó la participación de una coro-trompetistas de Islandia quienes nos hacían levitar con esos sonidos metálicos que mezclaron el tema con algo tan castizo como el pasodoble para, finalmente, cerrar con la canción Declare Independance.

Ya para ese momento mi cabeza no daba para más, demasiada sensación para tan poco tiempo, así que corrí al metro, busqué a Gabriel pero ya todas las cabezas estaban desparramadas así que no pude ubicar el Electrolook y me vine a casa a tomarme unos vinitos y cantar con unos amigos quienes me dijeron “por qué venís así como acelerado?” Aunque se los explicara no lo enenderían..era Björk, era la Reina del Hielo.