sábado, 9 de julio de 2011

Creaciones divinas

                                                                   
La noche del 19 de marzo estuvo muy clara porque al cielo le había salido una luna así de grande. El chico de la esquina tendría un poco más de 25 años, llevaba una franela azul ajustada, el cabello muy negro, reluciente por el efecto de la brillantina que hacía destellar unos pinchos desordenados. Daba pasos agigantados por sus largas piernas y sus pantalones no podían ser más ceñidos, tanto que dejaba ver unas potencialidades capaces de retener la mirada de cualquier transeúnte curioso. La luna suplía aquella noche las deficiencias del alumbrado público que venía fallando desde que las empresas eléctricas pasaron a formar parte del emporio republicano. Pero el chico no veía las noticias, a él solo le interesaba conseguir algo para “salvar la noche”. Su actitud parecía fingir la espera de un taxi al que, desde luego, nunca embarcaría y como no era buena idea mantenerse estático, por momentos recorría toda la manzana y volvía a aparecer como una ánima sola en el poste de luz ahora parpadeantemente amarilla iluminando una entidad bien formada, corpulenta, rebosante de energía y con la actitud necesaria como para tragarse al mundo en trozos grandes y sin masticarlos. Su audacia era tan precisa que cuando escuchaba el ruido de un coche se transformaba en una especie de muchacho entrañable y dulce. 

El señor conductor iba en una Ford Runner 2005 color vino. Venía como a 80 km/h porque entre las copas que se bebió en casa del Alcalde y el Rivotril que tomaba para calmar la ansiedad, la prisa ahora ocupaba un lugar secundario. Era maduro, con poco cabello, más bien calvo, iba todo de negro y el cuello mao más abierto que de costumbre. Esa noche decidió dar unas vueltecillas antes de ir a la cama. Se había percatado que llevaba una vida un tanto aburrida y cuadriculada. Por eso, antes de coger la autopista decidió bajar la ventanilla para dejar que un vientecito demasiado fuerte y fresco para merecer el dulce nombre de brisa le rozara la cara y le moviera los pocos cabellos que le quedaban en su brillante calva. Metió un compact disc y se escucharon los primeros acordes de “I Say a Little Prayer” de Aretha Franklin. Nunca antes se había sentido tan a gusto y con las condiciones dadas para dejarse llevar.  

El chico divisó los focos del automóvil y automáticamente utilizó su arma de seducción. El semáforo cambió a rojo y cuando los frenos se activaron encima del rayado de peatones, el despeinado señor presenció una creación divina modelando una osamenta bien formada cubierta con una carne saturada de testosterona, alcohol, morbo y una belleza de extremo peligro. El típico slow motion se presentó en la escena y el chico aprovechó la mirada hipnotizada del señor. Un guiño de ojo y la entrada de su mano en el bolsillo bastaron para penetrar sutilmente en el subconsciente secreto y profano del señor conductor, quien ahora embobado ante aquella malévola y exquisita aparición y contaminado por el pecado y la tentación, preguntó en tono medio nervioso, pero sin asomo de dudas:  

-Buenas noches Joven, ¿A dónde vas?  
-Estaba esperando un taxi pero no pasa ninguno 
-Si quieres te llevo 
-OK, Si va.  

El muslo forrado de bluejeans fue a posarse directamente encima del móvil del señor, y éste, no con el único objetivo de evitar que esos 90 kilos destruyeran el aparato, sino más bien, sentir la presión de esos duros glúteos encima de sus dedos nerviosos, fríos y húmedos, apartó el teléfono y muy tímidamente, sintió la dureza de las extremidades del hombre. Otra vez experimentó un subidón que le hizo recordar su problema de hipertensión y decidió romper el hielo. ¿Cómo te llamas? Preguntó. A lo que el chico respondió sobreactuado como para poder pronunciar un nombre tan irreal como: Brandon.    

Las orejas del señor eran de un rojo sangre al igual que los calzoncillos del chico. El señor se dio por vencido ante la verdad: -“no me importa nada”- Susurró entre dientes. Que una sola noche de locura y desenfreno no pondría fin a su vida de sacerdote. Que el  próximo domingo daría su acostumbrada misa. La brisa nocturna les dejaba una sensación mentolada en la cara, como un aftershave pero sin el shave. Entraron a la autopista y luego en la habitación del hotel. Horas después, el sol del mediodía fue testigo junto a los periodistas, de la declaración del agente. La policía confirmó que el señor recibió la misma cantidad de puñaladas que el número de la habitación. Era la 26.

jueves, 3 de febrero de 2011

Una novela venezolana


La tarde en que Cristóbal José Valbuena Rodríguez, un alto funcionario de una empresa del Estado fue acusado de malversación del dinero público por invertir los excedentes de los ingresos petroleros en una cadena de clínicas clandestinas de cirugía plástica y estética, la noticia dio más vueltas que un medidor de luz. En la mañana siguiente los nervios invadieron su círculo de amistades y en la oficina el ambiente era denso y confuso. -¡Se jodieron esos cobres, yo lo sabía! –Gritaba el vigilante de la Asamblea Legislativa a los periodistas en las puertas de la sede-. Algunos medios amarillistas cuentan que vieron salir a varias secretarias por la puerta trasera y una de ellas soltó un tacón que ahora está en manos de la Disip.  

El importante funcionario se defendió a capa y espada de los ataques ante el Congreso, acusando a su vez a todos los diputados por cómplices, ya que éstos pagaron todas las tetas, narices, culos, cinturas, labios y pómulos a todas sus esposas, incluyendo las amantes y las presuntas secretarias escapistas. Con este alegato pretendió lavar su reputación, a la vez que justificaba: "Esas mujeres ya entradas en kilos y con un careto de bruja de pueblo, deben ser intervenidas inmediatamente en pro de la imagen del partido político"

La primera plana sorprendió al Gobernador del estado Pachencho López Bebedor, quien molesto por no haberse enterado de estas clínicas, decide condenar a Cristóbal a una pena muy característica, nombrando una comisión de seguimiento para ponerle tetas nuevas a sus hijas, sobrinas, primas, hermanas, cuñadas y a su propia madre. Desafortunadamente, ésta última murió en la operación porque el médico no puso una coma entre los número 3 y 5 minutos, y el anestesista le empujó media hora de “halotano”; medicación que dejó a la pobre señora mirando para los médanos.

Cristóbal José, ofendido y engañado por sus colegas se retira del Parlamento alzando el puño en defensa de su honestidad. Cansado de todo se va su casa donde lo esperaba su esposa María Hidrocele Betancourt, quien está locamente enamorada del chofer Jaime "El Chino", quien ha hecho pública su pasión por la cocinera Yuleisi Andreína, quien a su vez está loca por Simón Alberto, hijo mayor de Cristobal José, obsesionado y enganchado a un romance secreto con Chucho (alias Platanón), el robusto y divertido jardinero de la mansión Valbuena.

La incomprensión de los vecinos, malvados y mentes mojigatas que por envidia condenaban la felicidad de la familia, los tildaron de asquerosos, ratas y escribieron grafitis en las paredes de la hermosa casa, con frases como éstas:

"Con tetas también hay paraíso"
"Chucho, yo también te amo. René"
"Cristóbal, te vieron por el Kilómetro 7"
"Yuleisi, Simón Alberto es raro"
“Antes tenía una duda, ahora no se”
"Arriba Rafa, más arriba, más arriba...ok, ahora déjenlo caer"
"Carlos Baute es un farsante"
"Y Boris Izaguirre también"
"Arriba la arepa, abajo la tortilla española"
"Hoy no fío, mañana sí"

…así como otras impublicables y despectivas consignas que acabaron con el suicidio de este honorable y respetado parlamentario.

Hoy, a un año de su partida todas lucen hermosamente operadas, el tacón continúa en la sede policial y el vigilante fue nombrado jefe de mantenimiento. Eso sí, todos con el recuerdo perenne de un gran hombre que luchó por el bien de una sociedad que mantiene viva su idea de: “No hay mujeres feas, sino pobres”.

jueves, 14 de octubre de 2010

¿Quién se ha llevado mi capucha?


Yo de niño quería escribir. No me salía nada, y las líneas que alcanzaba garabatear eran unas cosas sin sentido.  Igual o mejor a lo que van a leer ahora mismo: Fui el primer hijo, el primer nieto, la primera metida de pata de la familia. Me cuenta mi madre que una vez me caí de una litera y me encontraron chillando en el suelo, pero como era tan gordito, al parecer reboté y al notar que “no me había pasado nada” me empujaron otro tetero y a callar. 

¡Eso debe doler! Pero no recuerdo ese dolor. Años después se me hincharon los testículos. Tenía 8 años. Se pusieron gordos como unos melocotones, tal cual, con vellitos y todo. Ese dolor sí que lo recuerdo. Mientras me desinflaban los melocotones, mi madre –aprovechando la amistad con el Doctor, se metió en el pabellón y le dijo- ¡Y me le corta esa cosita que le cuelga ahí ¡NO! Esa no Dios mío…aaaay...sí esa! Que susto! Al despertar fue cuando descubrí que había entrado al mundo de los descapuchados, de los expuestos al implacable roce de los calzoncillos Ovejita, al mundo de los cabezas rapadas, a la legión de los skinheads (versión underware)  

Señores, soy Circuncidado, pero no tengo el montón de pasta que tienen los Judíos. 

Y jodío estoy, al intentar expresar lo que significa escribir. De niño yo quería escribir y mi padre me llevaba al taller mecánico casi obligado. Ahí entre tuercas, grasa, cauchos nuevos y viejos, imaginaba cómo contarles a mis amigos lo que había visto esa mañana mientras me ponía los zapatos: ¡Una hormiga cargaba con un trozo de dulce de leche que triplicaba su tamaño! Y no se cansaba de andar con ese peso, porque tenía que llevar alimento a casa, a ese huequito que estaba en el enchufe de la luz. Que raro somos y cuánto nos cuesta entender la rareza de los demás. 

Escribir también es decidir, constantemente. Y yo decidí que la fuerza de los relatos descansa, casi siempre, en la nitidez y la potencia con la que estén descritos los personajes. ¿Cuántas hormigas se necesitan para poner en pie un relato? ¿Qué hace de un personaje un ser vivo, memorable? Ser circuncidado no me convierte en un bicho raro, sin embargo, así me sentía en los vestidores de la piscina del Polideportivo, cuando mis compañeros de natación me miraban ahí como si se me hubiese estallado una granada en el glande. Somos personajes, distintos,  y enormes en sustancia.

Ahora después de tanto dolor y asumir que aún no soy escritor, me da igual. Seguiré sacando personajes de la manga, y los probaré viendo qué detalles son los que los  hacen latir y cuáles le echan tierra encima y los dejan como a los mineros de Chile. Yo pude haber pisado la hormiga con mis Adidas Stan Smith, pero le dejé andar porque admiré su coraje, admiré los testículos del insecto al asumir el riesgo y ver qué pasaba al final del camino. Y que le sudara la polla todo.

Qué más da si cada quién quiere tratar de tomar sus propias decisiones, y  luego ver si esas decisiones eran las correctas. 

Mamá: quiero que envíes mi capucha en un frasco con Éter.

jueves, 15 de abril de 2010

Las Power Balance


Esta mañana fui a comprar tres cosas que faltaban para abrir el restaurante, cosas normales como: aguacate, mini biscotes y plátanos. Todo marchaba de puta madre hasta que me acerqué a la caja y entonces se complicó la cosa. Ahí estaban ellas tres:
1. La cajera; su carnet ponía Carmen Miranda, llevaba gafas de pasta, uñas pintadas con dibujos nacarados y el pelo con un rojotepasaste casi plastificado por la gomina. 2. Una clienta que embolsaba muchos vegetales, pechugas de pollo y dos botes de helado de vainilla. Hablaba con esa voz pausada que produce la ingesta de ansiolíticos. Y 3. Una señora que llevaba todo lo que se puede meter en un carrito del súper, hasta una mopa. Miró mi diminuta cesta con cara de "te esperas cabrón" y no me dijo ni una palabra.

Sólo había una caja funcionando y ellas tres tenían algo en común: LA PULSERITA POWER BALANCE!

"Yo le dije a Jose...Joseee, mi médico tiene la paguer balance esa y dice que funciona, muchaaacho! Entonces el Jose me regaló ésta, yo la quería transparente y me la trajo rosada. Pero como es un regalo, yo dije, pero vamos a ver, yo se que no me pega con nada pero como es curativa y no pa salir, pues no pasa nada. Mira, mi problema era que no me podía agachar y me daba verguenza cada vez que algo se me caía al suelo, no me podía agachar. Esooo, muchacha, era que me mareaba y todo, eran unos mareos que yo me tenía que sentar. Y mira ahora -lo dijo mientras se desaparecía en el diminuto espacio y apareció nuevamente con una sonrisa optimista diciendo: Ya está, me doblo y todo" (Arremetió con un tono chillón, la cajera Carmen Miranda)

"Parece que es la mano de Dios que está en esta pulsera, yo, el dolor de la pierna me llegaba hasta aquí hasta la cintura. Era un dolor que no me dejaba dormir. Eran como unos tirones, así como si me estuvieran poniendo electricidad viva. Mi vecina la tiene y le va bien. Yo la veo más balanceada, es que después del divorcio, ella que se quedó con los hijos, tirando pa lante ella sola, imaginate eso" (Disparó la señora del carrito lleno y la pierna jodida)

"Yo, primero probé con mi madre y como he visto la mejoría de sus dolores de espalda, me la compré yo para el stress, porque es que yo trabajo en una guardería. Tu sabes que los niños de ahora son más inquietos, más listos, y saltan pa aquí, pa allá. Hay que cantarles, hacerles juegos, y a veces los padres no llegan a buscarlos a la hora, entonces la preocupación mía era mi enano esperandome en la casa del abuelo, que el abuelo me lo cuida mientras yo trabajo, que cosas no?" (Remató la chica de los ansiolíticos y las pechugas de pollo)

Y así transcurrieron más de 15 minutos mientras mi paciencia se acababa. Respiré profundo y me pregunté: ¿será que los seres humanos somos tan maravillosos, tan inteligentes y tan gregarios que sabemos cómo usar iconos, aparatos, rumores, y otros elementos para que otro montón de gente que no dudo de su inteligencia, pero sí de su sentido común, corra a comprar todo lo que la tele nos venda? Hablan de balance y que un trocito de plástico cambia la vida. Yo prefiero un trocito de plástico que ponga VISA y que esté llena de euros.

Luego de la reflexión, me di cuenta que tenía casi 20 minutos esperando y no pude soportar más. Es que, claro, como no tomo ansiolíticos, ni hago yoga, ni taichi, y además he dejado de fumar marihuana, he dicho en tono medio alto:
"Señoras, o paran ya, o activan otra caja y me dejan pasar mis tres aguacates o tendré que ir a comprar CUATRO PULSERAS pa ponérmelas también en los tobillos y tener tracción en los cuatro miembros, antes de que ocurra algo peor en este lugar.

No se sí habré hecho mal? ¿Necesitaré una de esas? Al final he salido del HiperD... sin pedir una hoja de reclamación.

sábado, 16 de enero de 2010

No quiero ser crucificado


Pues sí! Con el intimidante número 33 sobre mi historia podría pensar que es una cifra escabrosa, pero creo que no es así. Más bien creo que es mágica. Quiere decir que uno ha alcanzado la “Edad de Cristo”.

Pero yo de eso no he hecho nada, muy por el contrario excepto multiplicar alimentos poniéndole más maizena a las salsas y agua a los potajes. Lo del vino es otra cosa, y con todo respeto nadie puede compararse con ese Señor. Y entonces empiezo a hacer balances. Me despierto con treinta y tres años, y nadie me llama “mesías”. No tengo discípulos. No resucité ni a un avatar en el videojuego. No he caminado sobre el agua (ni siquiera haciendo esquí acuático)

Marcador: Cristo 1 – Cheché 0

El lío con los 33 años no es histórico ni bíblico, es conceptual y sincrónico: ¿tener 33 años representa lo mismo que hace cien, quinientos o mil años, cuando la expectativa de vida era otra? ¿Qué quiere decir que uno cumpla 33 años? ¿Que aún está en marcha hacia algún lugar o que ya debería comenzar a colgar titulos en la pared? ¿Y si todavía sigue dando vueltas en falso? ¿Y si no tengo tantos títulos? ¿O una pared?

Si se construyera un nuevo Jesús, ¿a qué edad tendrían que crucificarlo? ¿Sería a los 27, como los muertos famosos del cine y la música? ¿Antes? ¿Después? ¿A qué edad se alcanza el punto alto de la vida y se está preparado para sacrificarse por la Humanidad? ¿Transmitirían la crucifixión por televisión o colgarían las fotos en el Facebook? ¿Quiénes serían los auspiciantes? ¿Habría publicidad en la cruz, o como dicen los publicistas
Product Placement? ¿Quiénes serían los comentaristas? ¿La transmisión tendría unos segundos de delay, como la entrega de los Premios Oscar, para asegurarse de que nadie diga algo políticamente incorrecto? ¿Habría un brake? ¿Quienes serían los otros dos crucificados? ¿Algún presidente? ¿Bob Esponja? ¿Angelina Jolie por querer tener una relación abierta? ¿Mel Gibson? ¿Yo?

lunes, 30 de noviembre de 2009

La Moda mata pero no engorda


Voy sin rodeos. El 2010 ya se acerca. Metemos demasiada mierda bajo la alfombra y luego pasa el año y ahí, como siempre el 31 de diciembre con la pea “del año” prometiendo cosas para el próximo. Hoy he ido a comprar la ropa para recibir mi 3er año lejos de mi tierra, me miré al espejo y con rabia por haber subido una talla, dije en voz alta: “Verga ¿No habrá en el mercado espejos con PhotoShop?... después de un corto silencio, varias carcajadas se colaron entre las cortinas de los probadores de Zara.

Es que es jodido escribir en una revista de Modas y luego verte en la foto del carnet del gimnasio con 5 kilos de más. Pero la cosa se complica cuando escuchas a un par de petardos en el baño diciendo: “Madre mía que pinta de latinking tiene este tío”, “Joder, si parece al hermano perdido de Ronaldo”. Quise arremeter como solía hacer hace 5 kilos atrás, pero preferí soltar una risa cabrona y pedirles mi carnet “extraviado” ¿La culpa? ¿Quién coño lo sabe? La cuestión es que no hay dictadura más pobre y tonta que aquella de lo “políticamente correcto“. Esa que dice que un negro no es negro, sino afroamericano y un maricón es gay porque suena mejor. Ahora soy amigo de los petardos y nos vamos de fiesta juntos.

No hace tanto que decíamos las cosas por su nombre, pero después de la explosión de la internet esto se ha vuelto un puto caos. Antes éramos "El Gordito" "La Flaca" "Culo `e barranco" "El Fideos". Mi vecina del 4D tiene miedo de decirle a su sobrino “gordito“, no vaya a ser que se le pegue eso de la anorexia; y ni mucho menos insultar a las feministas (con lo sano que es, no me jodan). Imagino el resultado: el niño les saldrá gordo, informático y maricón. Por aquello de llevar la contraria. Por culpa de lo “políticamente correcto“, además, no podemos comer hamburguesas grasientas ni nada que no luzca la jodida etiqueta de Light, o de Zero, ni, de bolas, poner mala cara cuando todo lo que vemos ha pasado por una freidora.

¿Saben qué? Que yo no soy modelo, ni mi trabajo depende de mis piernas. Ni de lo que hay entre ellas. Ni mucho menos apareceré en la portada de la Mens Health con los abdominales apretados y la cara de guebón. ¿Saben qué? Que esta navidad aunque no me coma las mismas hallacas de mi madre, ni el mismo pan de Jamón de mi tía Flora, me voy a hartar coño!, voy a beber todo el vodka que me de la gana, y le meteré el diente a todos los turrones de Alicante mientras me convenzo del refrán "lo que no mata engorda"

lunes, 9 de noviembre de 2009

La primera vez siempre duele



Cuando decidí estudiar ese oficio al que le pagan a uno por escribir, prometí desde el principio nunca redactar artículos de Moda porque me parecía súper difícil tener que estar pendiente que si el rosado se impone en esta temporada, que si las rayas no combinan con cuadros porque te dan mareos, que si las hombreras vuelven o se quedaron sólo en las fotos de mis tías ochenteras, que si los tubito vienen con todo, o que si los pantalones de pana hay que quemarlos todos. Eso, además de tener que memorizar los nombres impronunciables de las modelos ¿un ejemplo? Irina "Sheik" Shaykhlislamova. De esas hay montones, y como vayan todas maquilladas estilo tigresas ya se complica más la cosa porque no sabes cuál es cuál hasta que sale la Naomi Campbell y entonces ya coges mínimo.

Como había que escoger algo coherente para justificar mi colaboración con esta revista a la que extiendo mis felicitaciones por tan interesante propuesta, decido irme a la calle, buscar el tema y me encuentro con esta perla: “Está claro que aquí en Europa tampoco hay dinero a chorros para salvar la industria de la moda que ha venido atravesando por una crisis de pánico, acompañada con un kit que incluye rumores y reinvenciones dentro de la gran maquinaria que nos dice cómo vestirnos” (Frase disparada por un Neodiseñador de pollina lisa -vestido de Custo Barcelona y con sandalias blancas “rajadeos”- que confecciona ropa con los trapos usados de los padres y roba los bolsos más grandes de su madre para colgárselos en la muñeca).

Este personaje hizo que profundizara en el tema y entonces me dije, sin duda el peo está en las pasarelas. Y como acaba de terminar la Cibeles decidí hacer un resumen de una de las más polémicas ediciones de este evento mundial en el Madrid Fashion Week que desplegó sus hermosas piernas largas en un híbrido entre convención, fiestas de inauguración, quejas por el sitio del evento, favoritismo para algunos medios de comunicación, muros de paparazzis y kleenex con moco, sí con moco, tirados en la pasarela por donde desfilaba la guapa rusa innombrable. Entonces me pregunto ¿es la pasarela el motor indicado para mostrar la ropa? ¿Por qué sólo los privilegiados pueden ir a los fashion shows y el resto de los mortales tiene que conformarse con ver trocitos del show por la tele y luego esperar que las tiendas pongan los trapos muchos meses después cuando ya la temporada ha pasado?

Escuché a un amigo árabe que vende ropa de imitación decir ésto: “La dramática caída de 373 mil millones dólares en las ventas del mercado de ropa nacional es grave y por otro lado está el hecho de que la gente quiere y necesita mejores carros y que nunca ha conseguido mayor provecho de un bolso de mano supercaros de esos que se cargan tal cual como si tuvieras el brazo enyesado” e inmediatamente se me vino a la cabeza el pana con la cartera y las sandalias blancas.

Y mientras los expertos analizan la cuestión, la gente no deja de emperifollarse y salir con sus modelazos a todo trapo en el metro, en las discotecas, en los bares, en la cola del cine y en todo menos en un fashion show. Es por eso que Mangalarga&Doblepuño, aprovecha la mejor pasarela del mundo: La Calle, para mostrar las tendencias, los accesorios, las líneas, los bolsos para brazos enyesados, los lentes, las coticas, las blusitas, los cuellos maos, los peinados y todos los accesorios que en este lado de la tierra la gente se atreve a usar, con la excusa “voy como me da la gana” que de por sí tiene mucho mérito.

Nota de autor: Esta idea se me ocurrió después de pasarme un par de semanas pensando en los colores, las líneas, las caídas, las texturas y en la temporada Otoño-Invierno que ya está aquí.

martes, 13 de octubre de 2009

...y de repente, un infarto.



Quizá ustedes lo han recibido también, porque estoy seguro que entre sus contactos tienen gente que no hace otra cosa que pinchar el botón [reenviar] para compartir sus miedos y sus fantasías a través de un correo electrónico. Esta vez le tocó a mi corazón. El mail era algo así: "Si estás solo y te da un infarto, tienes que toser violentamente para comprimir el corazón y hacer llegar más aire a los pulmones". No pude evitar cagarme de la risa y pensar en algo que me dijo un profesor: "Internet es como un sistema circulatorio".

Hey, pero no se pierdan y obvien el contexto: "Si estás solo y tienes un infarto". ¿Por qué un infarto? ¿No puede ser una alergia cutánea, una torcedura de tobillo al pisar una mancha de aceite de oliva, o mejor, un coñazo en la frente un domingo en la madrugada al intentar vomitar en el wc después de una fiesta? ¿eh? ¿A qué tipo de hipocondríaco se le ha ocurrido esa extraña fantasía… tan oscura además?

No puedo negar que la primera parte de la proposición ("si estás solo") me hizo pensar en toda esa gente que no tiene a nadie cerca. A partir de esa oración condicional, pude imaginar infinidad de situaciones. Entonces ahí voy: Si estás solo y te quedas sordo de repente. Si estás solo y se te aparece la señora muerta que vivió antes en el piso que acabas de alquilar (o viva, que es peor). Si estás solo y te da un ataque de risa. Si estás solo y tienes una erección. ¿? Ahí está la vaina.

Si estás solo y tienes un infarto, llamas al vecino y ya está. En todo caso puede que el vecino esté solo también, e infartado, lo que parece estadísticamente muy probable, porque como está el mundo ahora, puede que estemos infartados todos y no nos demos cuenta. Ayer miraba un documental en TVE2 que aseguraba: "Los cocainómanos experimentan varios microinfartos a lo largo de su vida" (mientras viven, de bolas).

Se me hacía tarde para ir a trabajar pero cuando leo esas cosas, me quedo reflexionando antes de ponerme los audífonos. Reflexiono: no es improbable que el vecino esté solo (todos los estamos), sino que le ocurra lo mismo que a ti, y en el mismo instante en que tu le tocas la puerta con la boca torcida. Puede que esté solo y se haya quedado ciego...de repente; por lo que no te podrá llevar en su carro al hospital. O que esté solo y se le haya aparecido su madre muerta (o viva, que sigue siendo peor). O que esté solo y tenga una erección. Coño! Eso es duro.

En cualquier caso, al final es un oración condicional y puede que pase o no. Entonces, de repente se me explota la vena imaginativa y permuto otras posibilidades: Si estás enfadado con tu pareja y te da un infarto, ¿qué haces? ¿Llegarás a rastras al salón y te humillarás para que te salve? ¿Y si estás enfadado con tu pareja y tienes una erección? ¿Y si te quedas ciego en medio del pasillo? ¿Y llegarías ciego, infartado y seguramente con la frente rota por algún coñazo que te has dado en el camino?.

Si estás solo y te ha dado un infarto, en fin, lo mejor es que te asomes a la ventana y grites, si es que puedes. ¿Pero toser fuertemente? Si el dolor aprieta, déjate caer. Tengo una amigo que lleva como treinta años sola y jamás le ha pasado nada. Bueno, lo de la erección sí.  

martes, 22 de septiembre de 2009

La aventura de compartir piso. Master Piece.


Intentar ser pulcro y limpio en un piso compartido es como pretender que Michael Jackson resucite al mes y saque un disco de salsa. A continuación una serie de leyendas en las que ciertos compañeros de piso creen. Me atrevería a pensar que están convencidos de que existe una especie de mundo paralelo que vive entre nosotros: 

Los gnomos tele-transportadores de basura que con una gran sonrisa llevan levitando las bolsas desde el cubo al contenedor y, por tanto, no es necesario que mis compis de piso se molesten en bajarlas. Los gnomos recambiadores de papel higiénico, éstos, tan majos, se dedican a poner un rollo nuevo cada vez que se agota el anterior, con lo cual, tampoco es necesario prestarle atención a tan ardua tarea. Los gnomos que cada vez que se agota el fregasuelos, cogen el carrito de la compra, van a Mercadona y realizan – ante la sorpresa de la cajera de turno - la compra común para la limpieza.  

Los gnomos generadores de "pelusas". Sí, hombre, ¡esos cabrones! "Porque yo he barrido el suelo eh!! ¿acaso lo dudas?" – te dicen -, mientras tú con cara de recién estafado, miras hacia el pasillo donde pillas las bolas de pelusa más grandes que en las pelis western. “¡Joder, se jodió la persiana y estamos en octubre!. Sale el compi con una sonrisa en la cara, un porro en la mano y dice: No pasa nada!!!....¿Quién necesita levantarla hasta el mes de mayo con este frío de mierda?.......Pues ya está, todo el año con la persiana bajada.
    ¿Hey chicos, que tenemos que ventilar el salón? ¿pa qué? Si los porros huelen tan bien.¿Qué ves un tomate en la nevera con más moho que en el reino fungi? Preguntas de quién es, y si nadie contesta, lo dejas en su sitio no vaya a ser que el dueño se cabree si lo tiras.¿Qué hubo un botellón hace 2 semanas y aún hay botellas vacías rodando por toda la casa? ¿Le molestan a alguien? Pues a quien le molesten que las tire....y al final, el gnomo tele-transportador de basura decide tomar cartas en el asunto y asumir también este ejemplar desempeño.
    ¿Qué se jodió la bombilla de la cocina? Entonces descubres lo romántico que resulta cocinar a media la luz durante meses, hasta que el gnomo reponedor decide, también, bajar a por una nueva, o hasta que dejes un trozo de dedo en la ensalada.¿Fregar un plato? Con lo fácil que resulta esperar que tu compi de piso acabe de comer y preguntarle, humildemente, si puedes utilizar el suyo aunque esté usado para no tener luego que fregarlo. Y cuando, sin saber muy bien como, te has convertido en el puto gnomo ese. Has asumido tu papel como tal en el inframundo paralero de tu piso y hasta le has cogido cariño a la gente que vive contigo. De repente te vas porque estás hasta los cojones de todo y ellos muy tristes te dicen: "Chechééé nos vamos contigo pa otro piso, este ya no nos gusta" 

    Taaaaaaaaaaah! (suena el timbre a las 5:00am). Hola es Lucia...soy amiga de Eloy, -y con una voz de italana chunga- dice: esteeee…Hola Cari -sí Cari- puedo subir? – éste ha sido uno de los momentos más gloriosos de todos los vividos. 

    Esta vez no se si los echaré de menos.

    viernes, 4 de septiembre de 2009

    enGRIP-Ados ¿o nos han engañado?


    "Lanzan cadáveres desde la ventana de un edificio en Japón" "Una familia entera muere dentro de su casa en México" "Un colegio se inundó de mocos y han muerto todos, hasta el director que nunca iba" "Una gallina se infecta con gripe porcina y el pico se le transforma en hocico" "Le dolía la garganta, se automedica Tamiflú y luego muere ahogado por sus flemas" "Se preveen nuevas gripes: La de la paloma y la del baile del pescado"

    Veo vídeos, leo los periódicos, escucho a los vecinos, y llamo por teléfono a mi gente en sudamérica y ninguno sabe a ciencia cierta cuál es la diferencia entre una gripe normal a la pandemia paranóica esta que ocupa los titulares de todos los diarios, por lo menos en Tenerife, España. El miedo se propaga, tanto es así que una inofensiva tortuga se ha escapado de su habitat y prefirió meterse en mi habitación, pobre!

    Así está el mundo, paranoico, y ni se te ocurra estornudar en el metro o en el autobus porque podrías generar un puto caos. Si no así, entonces ¿qué hay de cierto en todo esto?

    Y si nos han engañado entonces le habrán quitado la ilusión a tantos niños que esperaban encontrar los colegios cerrados en su regreso a clases. Decirles lo contrario sería como descubrir el secreto: El Ratoncito Pérez es tu padre. Y creanme que eso puede generar una desconfianza muy peligrosa en los niños, sobre todo ahora que sus cerebros están condimentados con la play, el wii, y el nintendo.


    Osea que después de generar ese morbo de que moriríamos masivamente. De que caeríamos fulminados en las colas del cine, del mercado, del banco, o mientras pedíamos un café en una barra, al final ¿es mentira? ¿Dónde queda la esperanza de ver a nuestros vecinos tosiendo en los pasillos del edificio o sangrando por las narices cuando nos los encontremos en el ascensor? ¿Acaso no tenemos derecho de ir a los funerales de nuestros jefes con una mascarilla negra patentada por Zara y manufacturada con tela de Burka?

    Si es así, y si la Gripe A solo ha hecho producir miedo y muuucho dinero para el gobierno norteamericano y por supuesto para las empresas farmacéuticas -en crisis- creadas a partir de esta intriga mediática, entonces qué pandemia nueva nos matará antes de que acabe o comience el próximo verano?