jueves, 14 de octubre de 2010

¿Quién se ha llevado mi capucha?


Yo de niño quería escribir. No me salía nada, y las líneas que alcanzaba garabatear eran unas cosas sin sentido.  Igual o mejor a lo que van a leer ahora mismo: Fui el primer hijo, el primer nieto, la primera metida de pata de la familia. Me cuenta mi madre que una vez me caí de una litera y me encontraron chillando en el suelo, pero como era tan gordito, al parecer reboté y al notar que “no me había pasado nada” me empujaron otro tetero y a callar. 

¡Eso debe doler! Pero no recuerdo ese dolor. Años después se me hincharon los testículos. Tenía 8 años. Se pusieron gordos como unos melocotones, tal cual, con vellitos y todo. Ese dolor sí que lo recuerdo. Mientras me desinflaban los melocotones, mi madre –aprovechando la amistad con el Doctor, se metió en el pabellón y le dijo- ¡Y me le corta esa cosita que le cuelga ahí ¡NO! Esa no Dios mío…aaaay...sí esa! Que susto! Al despertar fue cuando descubrí que había entrado al mundo de los descapuchados, de los expuestos al implacable roce de los calzoncillos Ovejita, al mundo de los cabezas rapadas, a la legión de los skinheads (versión underware)  

Señores, soy Circuncidado, pero no tengo el montón de pasta que tienen los Judíos. 

Y jodío estoy, al intentar expresar lo que significa escribir. De niño yo quería escribir y mi padre me llevaba al taller mecánico casi obligado. Ahí entre tuercas, grasa, cauchos nuevos y viejos, imaginaba cómo contarles a mis amigos lo que había visto esa mañana mientras me ponía los zapatos: ¡Una hormiga cargaba con un trozo de dulce de leche que triplicaba su tamaño! Y no se cansaba de andar con ese peso, porque tenía que llevar alimento a casa, a ese huequito que estaba en el enchufe de la luz. Que raro somos y cuánto nos cuesta entender la rareza de los demás. 

Escribir también es decidir, constantemente. Y yo decidí que la fuerza de los relatos descansa, casi siempre, en la nitidez y la potencia con la que estén descritos los personajes. ¿Cuántas hormigas se necesitan para poner en pie un relato? ¿Qué hace de un personaje un ser vivo, memorable? Ser circuncidado no me convierte en un bicho raro, sin embargo, así me sentía en los vestidores de la piscina del Polideportivo, cuando mis compañeros de natación me miraban ahí como si se me hubiese estallado una granada en el glande. Somos personajes, distintos,  y enormes en sustancia.

Ahora después de tanto dolor y asumir que aún no soy escritor, me da igual. Seguiré sacando personajes de la manga, y los probaré viendo qué detalles son los que los  hacen latir y cuáles le echan tierra encima y los dejan como a los mineros de Chile. Yo pude haber pisado la hormiga con mis Adidas Stan Smith, pero le dejé andar porque admiré su coraje, admiré los testículos del insecto al asumir el riesgo y ver qué pasaba al final del camino. Y que le sudara la polla todo.

Qué más da si cada quién quiere tratar de tomar sus propias decisiones, y  luego ver si esas decisiones eran las correctas. 

Mamá: quiero que envíes mi capucha en un frasco con Éter.

jueves, 15 de abril de 2010

Las Power Balance


Esta mañana fui a comprar tres cosas que faltaban para abrir el restaurante, cosas normales como: aguacate, mini biscotes y plátanos. Todo marchaba de puta madre hasta que me acerqué a la caja y entonces se complicó la cosa. Ahí estaban ellas tres:
1. La cajera; su carnet ponía Carmen Miranda, llevaba gafas de pasta, uñas pintadas con dibujos nacarados y el pelo con un rojotepasaste casi plastificado por la gomina. 2. Una clienta que embolsaba muchos vegetales, pechugas de pollo y dos botes de helado de vainilla. Hablaba con esa voz pausada que produce la ingesta de ansiolíticos. Y 3. Una señora que llevaba todo lo que se puede meter en un carrito del súper, hasta una mopa. Miró mi diminuta cesta con cara de "te esperas cabrón" y no me dijo ni una palabra.

Sólo había una caja funcionando y ellas tres tenían algo en común: LA PULSERITA POWER BALANCE!

"Yo le dije a Jose...Joseee, mi médico tiene la paguer balance esa y dice que funciona, muchaaacho! Entonces el Jose me regaló ésta, yo la quería transparente y me la trajo rosada. Pero como es un regalo, yo dije, pero vamos a ver, yo se que no me pega con nada pero como es curativa y no pa salir, pues no pasa nada. Mira, mi problema era que no me podía agachar y me daba verguenza cada vez que algo se me caía al suelo, no me podía agachar. Esooo, muchacha, era que me mareaba y todo, eran unos mareos que yo me tenía que sentar. Y mira ahora -lo dijo mientras se desaparecía en el diminuto espacio y apareció nuevamente con una sonrisa optimista diciendo: Ya está, me doblo y todo" (Arremetió con un tono chillón, la cajera Carmen Miranda)

"Parece que es la mano de Dios que está en esta pulsera, yo, el dolor de la pierna me llegaba hasta aquí hasta la cintura. Era un dolor que no me dejaba dormir. Eran como unos tirones, así como si me estuvieran poniendo electricidad viva. Mi vecina la tiene y le va bien. Yo la veo más balanceada, es que después del divorcio, ella que se quedó con los hijos, tirando pa lante ella sola, imaginate eso" (Disparó la señora del carrito lleno y la pierna jodida)

"Yo, primero probé con mi madre y como he visto la mejoría de sus dolores de espalda, me la compré yo para el stress, porque es que yo trabajo en una guardería. Tu sabes que los niños de ahora son más inquietos, más listos, y saltan pa aquí, pa allá. Hay que cantarles, hacerles juegos, y a veces los padres no llegan a buscarlos a la hora, entonces la preocupación mía era mi enano esperandome en la casa del abuelo, que el abuelo me lo cuida mientras yo trabajo, que cosas no?" (Remató la chica de los ansiolíticos y las pechugas de pollo)

Y así transcurrieron más de 15 minutos mientras mi paciencia se acababa. Respiré profundo y me pregunté: ¿será que los seres humanos somos tan maravillosos, tan inteligentes y tan gregarios que sabemos cómo usar iconos, aparatos, rumores, y otros elementos para que otro montón de gente que no dudo de su inteligencia, pero sí de su sentido común, corra a comprar todo lo que la tele nos venda? Hablan de balance y que un trocito de plástico cambia la vida. Yo prefiero un trocito de plástico que ponga VISA y que esté llena de euros.

Luego de la reflexión, me di cuenta que tenía casi 20 minutos esperando y no pude soportar más. Es que, claro, como no tomo ansiolíticos, ni hago yoga, ni taichi, y además he dejado de fumar marihuana, he dicho en tono medio alto:
"Señoras, o paran ya, o activan otra caja y me dejan pasar mis tres aguacates o tendré que ir a comprar CUATRO PULSERAS pa ponérmelas también en los tobillos y tener tracción en los cuatro miembros, antes de que ocurra algo peor en este lugar.

No se sí habré hecho mal? ¿Necesitaré una de esas? Al final he salido del HiperD... sin pedir una hoja de reclamación.

sábado, 16 de enero de 2010

No quiero ser crucificado


Pues sí! Con el intimidante número 33 sobre mi historia podría pensar que es una cifra escabrosa, pero creo que no es así. Más bien creo que es mágica. Quiere decir que uno ha alcanzado la “Edad de Cristo”.

Pero yo de eso no he hecho nada, muy por el contrario excepto multiplicar alimentos poniéndole más maizena a las salsas y agua a los potajes. Lo del vino es otra cosa, y con todo respeto nadie puede compararse con ese Señor. Y entonces empiezo a hacer balances. Me despierto con treinta y tres años, y nadie me llama “mesías”. No tengo discípulos. No resucité ni a un avatar en el videojuego. No he caminado sobre el agua (ni siquiera haciendo esquí acuático)

Marcador: Cristo 1 – Cheché 0

El lío con los 33 años no es histórico ni bíblico, es conceptual y sincrónico: ¿tener 33 años representa lo mismo que hace cien, quinientos o mil años, cuando la expectativa de vida era otra? ¿Qué quiere decir que uno cumpla 33 años? ¿Que aún está en marcha hacia algún lugar o que ya debería comenzar a colgar titulos en la pared? ¿Y si todavía sigue dando vueltas en falso? ¿Y si no tengo tantos títulos? ¿O una pared?

Si se construyera un nuevo Jesús, ¿a qué edad tendrían que crucificarlo? ¿Sería a los 27, como los muertos famosos del cine y la música? ¿Antes? ¿Después? ¿A qué edad se alcanza el punto alto de la vida y se está preparado para sacrificarse por la Humanidad? ¿Transmitirían la crucifixión por televisión o colgarían las fotos en el Facebook? ¿Quiénes serían los auspiciantes? ¿Habría publicidad en la cruz, o como dicen los publicistas
Product Placement? ¿Quiénes serían los comentaristas? ¿La transmisión tendría unos segundos de delay, como la entrega de los Premios Oscar, para asegurarse de que nadie diga algo políticamente incorrecto? ¿Habría un brake? ¿Quienes serían los otros dos crucificados? ¿Algún presidente? ¿Bob Esponja? ¿Angelina Jolie por querer tener una relación abierta? ¿Mel Gibson? ¿Yo?