lunes, 15 de septiembre de 2008

De cómo la Religión destruye


Con este título mi Tía Flora me mandará a la hoguera por anticristo, pero sólo se trata de una persuasión para contarles que los fanáticos religiosos son muy peligrosos y hay que tener cuidado con ellos. Ya no basta con ignorarlos, es necesario evitarlos.

A pesar de su estrecha visión, el fanático se cree dueño de La Verdad Absoluta, no escucha, desconoce el respeto y es incapaz de entender los asuntos en su verdadera dimensión, por eso no sabe de las consecuencias reales de sus actos y a veces está dispuesto a morir por sus creencias. Lo peor es que el fanático se siente con el derecho de juzgar a quien no le da la razón ni comparte sus principios y valores. Aparentemente predica el amor y puede llegar a realizar pequeños sacrificios, conmovedores e inútiles; pero, ojo, al final de esa inocencia se le puede pasar la mano por que el fervor le robó la capacidad de reflexionar.

Esta gente está convencida de que están en lo correcto y que el Cielo espera por sus buenas obras. Entonces van y estrellan aviones en los rascacielos, ponen bombas en los metros, prohíben los libros, las películas, los comics, o censuran el arte. Desde la Selva Amazónica hasta Irlanda y el Medio Oriente, lejos de contribuir a la unión de las personas, las religiones han destruido familias, pueblos, países.

Cuando Dios obró; montañas de mierda nos cayeron del cielo. Conozco amigos y familiares que estudiaron en colegios salesianos, lasallistas y también pudieron oler ASÍ DE CERCA el hedor. De todo eso ellos salieron reprobados y aprendieron que la Sagrada Familia tiene en sí misma a su peor enemiga. Además se necesita una fe inhumana para mover esas montañas.

Me cuenta Judith que su familia vivió una situación muy extraña cuando su madre se metió al Opus Dei y rezaba fervorosamente para que TODOS le entraran a la cosa felices y contentos. Por razones que ella misma ni entiende, su madre cayó en un confinamiento religioso y fue en ese período en el que se volvió una fanática religiosa. Claro, después de eso todos pasaban de ella, entonces un buen día optó por irse de la casa sin antes condenarlos a las llamas del infierno -a mi también me cayó una parte, ya que estaba en su casa tomándome una copa con sus hijos-.

Y empezó la ráfaga. A la menor le armó un lío porque había perdido el año en la universidad, al que le sigue por marihuanero, al mayorcito por haberse casado con la hija de una señora divorciada, al otro por que tenía películas pornográficas, y a la pobre Judith por tener un novio “muy negro”, al papá de todos por no darle la razón a ella, y a mí porque nada más iba a su casa a escuchar "esa música del diablo".

Señores, ya sabemos que cuando la mamá se va de la casa la familia se desintegra, sin embargo, debo confesar que fue una temporada durante la cual esos muchachos vivieron más tranquilos. Después de negociarlo, el padre accedió a tolerarla siempre y cuando moderara su forma de hablar y su manera de rezar. Claro, pa cuando eso ocurrió los tres mayores se habían mudado solos.

Casi lo mismo se vivió en nuestra casa cuando una tía se hizo Testigo de Jehová. Fue un virus que se extendió a una velocidad impresionante, muy pronto las células de la familia estaban infectadas y nacieron dos bandos que entraron en conflicto. Tías, sobrinos, cuñados, primas, esposos, hermanas, hijos, abuelas, todos envueltos en una Guerra Santa en escala, ésta vez al norte de Venezuela. Los buenos: ellos; los malos: los otros. O Viceversa. Los protestantes Rusellianos contra las Defensoras de la Fe Católica, una cruzada encabezada por muchas abuelas (quienes insisten en echarle la culpa de todo a Los Beatles).

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::PARE DE SUFRIR::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::


En sudamérica pululan las salvaciones instantáneas para llevar o para comer ahí mismo.
Este mercado de almas, la proliferación de grupos religiosos cada vez más turbios y con acento portugués -de Brasil- y el abaratamiento de las creencias me dicen que la vida es una interrogación que sigue creciendo y que, a falta de respuestas, existe malestar y la más profunda confusión. Por supuesto, no faltan los que están aprovechando esto para llevar peligrosamente a esa pobre gente sin personalidad, de regreso a los tiempos más oscuros de la historia.

Pese a esto, y a estas alturas cuando las tecnologías y la nueva orden mundial nos abren un camino enorme de alternativas sanas y llenas de conocimiento y aprendizajes, la gente sigue siendo capaz de engañarse y cambiar de religión como si se tomara un jarabe pa la tos y luego otro porque ese le da sueño. Entonces ¿dónde está el mundo tolerable dentro de los fanáticos enardecidos o dentro de nosotros que no queremos ser borregos de una manada de esquizofrénicos?.

1 comentario:

Anónimo dijo...

uh, les tengo un panico a los religiosos estos raros extremistas xD me dan un acojones sobre todo esos del opus dei, k tiene trepecientos hijos xD y k si follas con condon te matan xD aunque cierto es que en muchas veces la iglesia me hace reir cuando se enzarza en cosas politicas xD (dime tu k pintan ahi). weno, komo alguno mu religioso lea esto me cruzifica xD asi k, me callo.