lunes, 9 de noviembre de 2009

La primera vez siempre duele



Cuando decidí estudiar ese oficio al que le pagan a uno por escribir, prometí desde el principio nunca redactar artículos de Moda porque me parecía súper difícil tener que estar pendiente que si el rosado se impone en esta temporada, que si las rayas no combinan con cuadros porque te dan mareos, que si las hombreras vuelven o se quedaron sólo en las fotos de mis tías ochenteras, que si los tubito vienen con todo, o que si los pantalones de pana hay que quemarlos todos. Eso, además de tener que memorizar los nombres impronunciables de las modelos ¿un ejemplo? Irina "Sheik" Shaykhlislamova. De esas hay montones, y como vayan todas maquilladas estilo tigresas ya se complica más la cosa porque no sabes cuál es cuál hasta que sale la Naomi Campbell y entonces ya coges mínimo.

Como había que escoger algo coherente para justificar mi colaboración con esta revista a la que extiendo mis felicitaciones por tan interesante propuesta, decido irme a la calle, buscar el tema y me encuentro con esta perla: “Está claro que aquí en Europa tampoco hay dinero a chorros para salvar la industria de la moda que ha venido atravesando por una crisis de pánico, acompañada con un kit que incluye rumores y reinvenciones dentro de la gran maquinaria que nos dice cómo vestirnos” (Frase disparada por un Neodiseñador de pollina lisa -vestido de Custo Barcelona y con sandalias blancas “rajadeos”- que confecciona ropa con los trapos usados de los padres y roba los bolsos más grandes de su madre para colgárselos en la muñeca).

Este personaje hizo que profundizara en el tema y entonces me dije, sin duda el peo está en las pasarelas. Y como acaba de terminar la Cibeles decidí hacer un resumen de una de las más polémicas ediciones de este evento mundial en el Madrid Fashion Week que desplegó sus hermosas piernas largas en un híbrido entre convención, fiestas de inauguración, quejas por el sitio del evento, favoritismo para algunos medios de comunicación, muros de paparazzis y kleenex con moco, sí con moco, tirados en la pasarela por donde desfilaba la guapa rusa innombrable. Entonces me pregunto ¿es la pasarela el motor indicado para mostrar la ropa? ¿Por qué sólo los privilegiados pueden ir a los fashion shows y el resto de los mortales tiene que conformarse con ver trocitos del show por la tele y luego esperar que las tiendas pongan los trapos muchos meses después cuando ya la temporada ha pasado?

Escuché a un amigo árabe que vende ropa de imitación decir ésto: “La dramática caída de 373 mil millones dólares en las ventas del mercado de ropa nacional es grave y por otro lado está el hecho de que la gente quiere y necesita mejores carros y que nunca ha conseguido mayor provecho de un bolso de mano supercaros de esos que se cargan tal cual como si tuvieras el brazo enyesado” e inmediatamente se me vino a la cabeza el pana con la cartera y las sandalias blancas.

Y mientras los expertos analizan la cuestión, la gente no deja de emperifollarse y salir con sus modelazos a todo trapo en el metro, en las discotecas, en los bares, en la cola del cine y en todo menos en un fashion show. Es por eso que Mangalarga&Doblepuño, aprovecha la mejor pasarela del mundo: La Calle, para mostrar las tendencias, los accesorios, las líneas, los bolsos para brazos enyesados, los lentes, las coticas, las blusitas, los cuellos maos, los peinados y todos los accesorios que en este lado de la tierra la gente se atreve a usar, con la excusa “voy como me da la gana” que de por sí tiene mucho mérito.

Nota de autor: Esta idea se me ocurrió después de pasarme un par de semanas pensando en los colores, las líneas, las caídas, las texturas y en la temporada Otoño-Invierno que ya está aquí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

vaya que escribes excelente, mil felicitaciones en verdad, me entretiene increiblemente leerte, rio como un niño imaginandote escribiendo todo eso con cierto lenguaje que me saca las carcajadas. felicitaciones sinceras. jose figueroa josefher74@hotmail.com