miércoles, 9 de julio de 2008

Anécdotas de la conquista ¡Puto Rodrigo de Triana!


Muchas han sido las anécdotas de ese viaje a las Américas donde las tres embarcaciones hicieron de las suyas en aquellas vírgenes y hermosas tierras, pero muy pocos conocen la historia de uno de los tripulantes, que astiado de tantos dias y meses de travesía había decidido encontrarse con su yo interior, y darse un autobanquete en pleno reino de los sentidos.

Antes de llegar a esa catarata interminable donde se acababa el mar y comenzaba un mundo nuevo lleno de bellezas tropicales y también lleno de monstruos y de pájaros de mentira, de mujeres con alas y piernas emplumadas, este tripulante yacía tumbado en su cutre cama.

Antes del fin del mundo, este hombre sólo podía escuchar la respiración de sus compañeros dormidos por el cansancio y esperando en sus sueños el límite de la vida, o quizá viviendo ya la muerte en medio del agua salada y hostil. Agua que comenzaba a odiar por haberlo alejado de sus entrañables memorias. Pero al mismo tiempo, agua que ansiaba dulce para calmar esa sed de recuerdos que le provocaba la sal de la carne seca o la amargura del calabozo de Argel.

Pero no lograba conciliar el sueño y la ansiedad lo atormentaba bajo la tempestad y dentro de aquel calor espeso y húmedo. Recordó la muerte del cura de su tripulación y toda la mierda y los golpes de los hombres de la hermandad. Él estaba seguro que no había sido eso lo que hizo que se embarcara en ese gigantesco palo tallado para navegar a algún lugar desconocido.

Pensó en los viajes de Marco Polo, en los techos de oro y en los árboles que daban frutos humanos. Eran sólo visiones de esa bota que llegó a tener vino. Pero de pronto esas imágenes de hombres con cabezas de perro y los monstruos dentro de las sandías ya mordidas, volvieron a aparecerse.

Necesitaba cambiar de recuerdos

Ahora estaba ahí. Maria Juana. Caderas anchas, con su corpiño y esas tetas gloriosas con los pezones duros como una bala dispararon directo en su mente putrefacta. Recordó la húmeda blancura de su vientre y el placer lleno de vino que salía a chorros de su vagina.

Recordó el momento cuando su daga italiana entró en el cuerpo de aquel miserable borracho que quería arrancarle a esa mujer que huía casi desnuda. Y detrás de ella, él, satisfecho por haber llenado de semen las entrañas de aquella voluptuosa reina, corrió y trepó hacia "La Pinta" y perdiendo todo rastro de aquellos rizos oscuros se embarcó junto con un montón de hombres hambrientos de aventura.

Todos dormían, pero él seguía padeciendo los días sin una mujer en la embarcación y el temor de seguir avanzando lo inundaba.

Llevándose la mano hacia su gran miembro duro y potente que su mano no podía cerrarse por el diámetro, lo lubricó con saliva hasta empaparse el abdomen y repitiendo una y otra vez PUTA PUTA PUTA, su brazo enorme y fuerte lleno de sus fluídos se hacía cada vez más femenino como si se tratáse de aquella mujer con pechos gordos y apetecibles.

El golpe de las olas semejaban el movimiento de la hembra encíma de él dejándo que su monstruoso miembro expandiera su vulva húmeda y caliente. Se hacía más apremiante el movimiento y el cuerpo de él se volvía rígido como su falo.

En ese instante cuando el cuerpo casi logra una metamorfosis etérea e imaginaria, cuando los músculos de los gemelos se contraen en un espasmo, casi sin conciencia y con una rigidez de acero a punto de escupir semen caliente por toda la habitación y despojar sus testiculos de aquel peso, justo en ese momento, un grito de voz gruesa y emocionada entró a la habitación gritando TIERRAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!

Era Rodrigo de Triana.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Al fin... la espera ha merecido la pena

Anónimo dijo...

pobre hombre! y tu como vas en ese tema. espero que no reflejes absolutamente nada de ti con esas carencias de sexo.

Anónimo dijo...

uuf que calor! Dios! por que describir así esas cosas.
No me hubiese importado ser una indiecita de esas. perdón!

Anónimo dijo...

Lo bueno se hace esperar...pero ya se notaba tu ausencia....muy bueno!!

Anónimo dijo...

¿y la no-ficción?